martes, 21 de agosto de 2012

Fin, por ahora... (Parte 46)


Así pasó casi una semana entera. Un día tras levantarme, me dirigí a la enfermería, pero cuando llegué la cama de Lavi estaba libre. Me acerqué a la cama lentamente y busqué a la jefa con la mirada. Ella me vio, y se acercó a mí.

-Le he dejado irse. Ya está bien, y no quiero seguir reteniéndolo más. Iba a esperarte, pero Kanda se lo ha llevado hace un rato.

¿Kanda? Miré a la jefa, me despedí con un movimiento de la cabeza y me fui de la enfermería. Empecé a dar vueltas por todo el cuartel, pero ni rastro de ellos. También pregunté a los que iba encontrando por el camino, pero nadie les había visto. Después de un rato dando vueltas me encontré con Raisa, que también deambulaba por los pasillos del cuartel.

-¡Juvia!

-Raisa, ¿qué te pasa? Pareces nerviosa…

-Tú también –dijo mirándome con la cabeza ladeada-. Estaba buscando a Kanda, ¿no le habrás visto?

-Que va, si yo también le estoy buscando. Esta mañana la jefa ha dejado salir a Lavi de la enfermería, pero Kanda se lo ha llevado.

-Bueno, pues habrá que buscar juntas.

-Me parece bien –dije sonriendo.

Comenzamos a buscar, pero no dio frutos. Buscamos en la cafetería, e incluso nos asomamos al departamento científico. Komui iba dando saltitos detrás de Lenalee, pero no vio que Reever se aproximaba, cargando varias cajas que le tapaban la visión completamente. Hubo un choque, una caída, y un montón de papeles volando por los aires.

-¡Supervisor! –dijo Reever desde el suelo-. ¿Qué está haciendo?

Komui se reía desde el suelo, mientras los papeles caían a su alrededor. Lenalee miraba todo desde arriba, con los brazos en jarras. Suspiró y se alejó de ellos. Reever le tiró a Komui una de las cajas que tenía al lado, y le cayó en la cabeza, tapándosela por completo.
Raisa y yo nos miramos y sonreímos. Nos alejamos de allí, escuchando la bronca de Reever y las quejas de Komui. Bajamos de nuevo a la planta principal y nos apoyamos en una de las paredes cercanas a la enfermería. Las dos suspiramos.

-Creo que sólo nos queda un sitio donde mirar –empecé yo.

-¿Te refieres fuera? –dijo Raisa señalando a la puerta principal con el pulgar.

Asentí, y las dos nos separamos de la pared a la vez y comenzamos a andar hacia la puerta. A simple vista no se les veía por allí. Seguimos andando y nos paramos en una de las esquinas del cuartel. Empezamos a rodearlo y llegamos a la parte trasera. Allí les vimos, hablando. Lavi nos daba la espalda, y Kanda, que estaba en frente suya, nos vio aproximarnos. En seguida dejaron de hablar, y se nos quedaron mirando. Llegamos a su lado y fui yo la que empecé a hablar.

-¿Por qué te has ido sin decir nada, y por qué os habéis escondido tanto?

-Bueno, yo soy el culpable de eso –dijo Kanda llevándose la mano a la cabeza.

-¿Y se puede saber de qué hablabais tan escondidos? –preguntó Raisa.

-Cosas sin importancia, no le des vueltas –dijo Kanda mirando a Raisa.

Entonces empezamos a caminar los cuatro hacia la parte delantera del cuartel. Sin darnos cuenta nos dirigimos al árbol, nuestro árbol. Kanda y Raisa se habían quedado hablando apoyados en la pared del edificio, y Lavi y yo habíamos terminado bajo aquel árbol. Nos miramos en silencio.

-¿Qué tal estás?

-Bien, estoy bien –dijo agachando la cabeza.

-¿Seguro? Bueno, ¿y qué quería Kanda? Me extrañé mucho cuando la jefa me dijo que os habíais ido los dos juntos.

No me respondió. Desde mi posición se podía ver la puerta del cuartel y también tenía a Kanda y Raisa a la vista. Por la puerta vi aparecer a Lenalee, que iba con Allen. Me saludaron los dos con la mano. Miré por última vez a Lavi, que seguía en silencio, con la cabeza agachada. Entonces empecé a caminar hacia Lenalee y Allen, que me seguían mirando. Entonces Lavi me cogió de la muñeca, tiró de mí, hasta situarme bajo el árbol, con la espalda apoyada en el tronco.

-¿Qué…? –dije mientras miraba la mano con la que me sujetaba fuertemente la muñeca, pegada al tronco.

Entonces subió la mano que le quedaba libre, la puso en mi barbilla y me obligó a levantar la cabeza. Nos quedamos mirándonos, y fui consciente de que se estaba acercando lentamente a mí. Cada vez más cerca, más cerca… Podía notar su respiración acelerada, al igual que la mía. Empecé a notar el roce de su nariz con la mía, y el de sus labios sobre los míos. Entonces me besó con suavidad, con ternura y dulzura. Poco a poco fui cerrando los ojos y me dejé llevar. Después de un rato nos separamos y nos quedamos mirándonos. Creo que aquel momento fue en el que más roja me puse. Me ardían las orejas, las mejillas, me temblaba el pulso y las rodillas amenazaban con abandonarme y hacerme caer al suelo.

-¡¿DESDE CUANDO…?!

Lavi y yo nos dimos la vuelta y miramos a Allen. Tenía la boca abierta y Lenalee nos miraba sonriente. Entonces se giró a Allen y le soltó un capón.

-Qué torpe eres Allen… Todo el mundo lo sabía –dijo riendo.

Entonces giré la cabeza para mirar a Kanda y a Raisa. Ella tenía también la boca abierta, y cuando vio que la miraba, la cerró y dio un salto de alegría, aferrándose al  cuello de Kanda. Él nos miraba con los brazos cruzados y una media sonrisa que entre dejaba ver sus dientes. Lavi se llevó la mano a la cabeza y yo miré hacia otro lado, intentado evitar todas las miradas que notaba clavadas en mí. Kanda y Raisa empezaron a caminar hacia nosotros. Ella me dio un abrazo, pero de la fuerza a la que iba, casi me tira al suelo. Kanda se acercó a Lavi y le dio un capón.

-¡Yu! ¿Y eso por qué?

-Qué susto me has dado, baka usagi, creía que ibas a desaprovechar esa oportunidad.

-Pero no lo he hecho, así que ¿por qué me das?

-Por habernos hecho esperar tanto.

Lavi no supo qué decir. Se puso rojo y se llevó la mano a la cabeza. Allen y Lenalee se despidieron de nosotros con la mano y entraron en el cuartel. Fue entonces, cuando estaba mirando al edificio, cuando me di cuenta de la cantidad de gente que había acumulada en una de las ventanas. Era la ventana de la enfermería, y varias enfermeras estaban asomadas por ella. Pude reconocer a Garuna entre todas ellas, que me guiñó un ojo mientras me mostraba el pulgar en señal de aprobación. Kanda y Raisa caminaron hacia el cuartel. Ella le pasaba la mano por la cintura, y él llevaba su brazo sobre los hombros de ella. Entonces Lavi y yo comenzamos también a caminar hacia el cuartel. Él dio un par de pasos, pero entonces se paró, me miró y me tendió una mano. Yo se la miré y cuando me di cuenta de sus intenciones me puse roja. Me adelanté un paso y se la tomé. Así llegamos al cuartel. Los cuatro que habían entrados antes que nosotros estaban allí. Cuando entramos, nos miraron.

-¿Os apetece venir a comer algo a la cafetería?

Lavi y yo asentimos, sin poder pronunciar palabra. La comida fue entretenida, llena de bromas, y de piques entre Kanda y Allen. Normalmente Lavi también habría entrado, pero estaba ausente, sentado a mi lado. Después de la comida nos despedimos, y nos fuimos formando grupos de dos, Allen con Lenalee, Kanda con Raisa y yo con Lavi. Lavi me volvió a tomar de la mano y me llevó a nuestro árbol. Una vez allí se sentó y tiró de mí. Me senté a su lado y él empezó a recostarse. Yo opté por hacer lo mismo, y no tardé en dormirme.
Desperté cuando un rayo de sol me dio de lleno en la cara. Molesta, abrí los ojos. El sol empezaba a caer, y empecé a mirar a mi alrededor. Justo a mi lado dormía Lavi, pegado a mí y con una ligera sonrisa. Me quedé ahí, pegada a él, temiendo despertarle si me movía. Pero de repente algo cayó sobre nosotros, y mis intenciones de no despertar a Lavi se fueron al traste. Se despertó sobresaltado y dio un bote, quedándose sentado. Yo me incorporé un poco, apoyando el peso del cuerpo sobre un codo y busqué la causa que le había despertado. Noda, lloroso, se puso delante de mis ojos.

-Vaya susto nos has dado… No te encontrábamos por ningún lado –dijo una voz chillona.

Miré en el hueco que había quedado entre Lavi y yo. Nemu nos miraba desde ahí, y parecía un poco enfadado. Lavi le puso la mano en la cabeza, ocultándola por completo.

-Bueno, tú me has despertado, así que estamos en paz.

-¿Y por qué es contigo con el que estoy en paz? –preguntó Nemu revolviendo la cabeza para intentar zafarse de la mano de Lavi.

-Bueno, porque he sido yo el que os la ha robado –dijo dirigiéndome una sonrisa.

-A bueno, si ha sido así… -repuso Nemu pensativo.

Noda se alejó de mí y se fue hasta Lavi contento.

-Sí, sí, vale, no te pongas así.

Miré sin comprender. Lavi sonrió ante mi cara de desconcierto.

-Bueno, es que él sabe varias cosas que los demás no… Alguna vez he hablado con él sobre cosas mías. Pero era porque sentía que se las tenía que contar a alguien, y como él no replica ni lo va contando… Aunque ahora que lo pienso, me ha ayudado varias veces –dijo pasándole a Noda un dedo cariñoso por la gota de agua dibujada.

-Será posible… ¿Estabais compinchados desde el principio?

-Más o menos –dijo sonriendo-. Es más listo de lo que parece, nunca creía que se acordaría de todo lo que le he contado, y mucho menos que me ayudase.

-¿Y qué le contabas?

-Es secreto –dijo sacando la lengua.

Entonces se acercó a mí rápidamente y me dio un beso, muy rápido. No supe como encajar eso. Me quedé de piedra, con los ojos muy abiertos.

-Será… ¡No me robes los besos!

-Es que son los mejores –dijo mientras se volvía a inclinar sobre mí para darme otro beso, más lento, más tierno y que hizo que el tiempo se parase por completo.

Recuperación (Parte 45)


-Hablaré con la jefa para que te cambien de cama, no creo que ponga ninguna pega –dijo mientras se alejaba con una sonrisa en los labios.

Sin darme cuenta, ya casi había finalizado el día. El sol se había empezado a poner, y pude observarlo desde la cama de al lado de la ventana. Garuna había cumplido, y había hecho que me cambiaran de cama. Ahora tenía a Lavi al lado mía, descansando. Había perdido color debido a toda la sangre que Krory le había sustraído, pero eso no le había hecho perder la sonrisa. Dormía plácidamente, con una ligera sonrisa. Estaba tumbado boca arriba, pero la cabeza la tenía ligeramente ladeada hacia mí, con lo que le podía ver con facilidad.
Pasaron un par de días hasta que la jefa me dejó salir de allí. Kanda y Allen dejaron la enfermería un día antes, y estuvieron explicándole a Komui con pelos y señales todo lo que nos había pasado. Cuando me preparaba para salir de allí, para pasar por mi habitación a arreglarme y luego a la cafetería tomar algo con Raisa, Garuna me asaltó.

-Ya me he enterado de todo… -dijo con la cabeza agachada.

Sonreí, y la levanté la cabeza, tomándola por la barbilla.

-Lo siento… Lo has debido pasar muy mal.

-Bueno, no te preocupes por eso –dije-. ¿Quieres venir luego a tomar algo con Raisa y conmigo?

Garuna asintió, sonriendo. Después de despedirme de ella, me dirigí a la puerta, pero antes de abrirla, me giré y miré a Lavi. Me habría quedado allí con él de no ser porque la jefa me había echado, literalmente. Me había dicho que saliese a tomar el aire. No sé qué le diría Bookman, pero ahora no es tan estricta, claro que depende de la situación también. Me giré, puse la mano en el pomo y abrí la puerta, pero me choqué con algo. Agaché la cabeza, y vi a Bookman, que me miraba desde abajo.

-Juvia, ¿ya te han dejado salir?

Asentí.

-¿Vienes a…? –pregunté, mirando a mi espalda.

-Sí, así que vete tranquila. Despéjate un rato, yo me quedo con él.

Sonreí, y me alejé de la enfermería. Me fui a mi cuarto, entré y cerré la puerta. Dirigí una rápida mirada a la habitación, entonces apoyé la espalda en la puerta, y me dejé caer. Una vez en el suelo, empecé a llorar. Lo necesitaba. Durante esos días había tenido un nudo en la garganta, pero no podía llorar en la enfermería, no delante de él. Nemu se sentó delante de mí, en silencio, y Noda se apoyó en su cabeza. Permanecimos durante un rato así, yo sentada con la espalda apoyada en la puerta, abrazándome las piernas con los brazos y con la cabeza escondida entre ellos, y Noda y Nemu mirándome sin apenas moverse. Después de un rato, cuando el llanto fue apagándose, Nemu se acercó y me dio un lengüetazo cariñoso en las manos. Yo levanté la cabeza y me le quedé mirando. Entonces me sequé las lágrimas, y me levanté.

-Perdón chicos… -dije mirándoles desde arriba con la cabeza agachada.

Noda empezó a volar, se situó delante de mí y me dio un golpe en la nariz. Sonreí, pero esta vez pareció desaparecer, aunque fuese por un segundo, todo rastro de tristeza de mi rostro. Salí decidida de la habitación y me dirigí a la cafetería, donde Raisa me esperaba. Garuna llegó poco después, y entramos. Jerry nos recibió, sonriente como de costumbre. Nos sentamos en una mesa apartada, y estuvimos hablando durante horas, hasta noche cerrada. Fue una conversación que me hizo olvidar todo lo ocurrido. Hablamos de cuando éramos jóvenes, y aun no habíamos entrado en la Orden. En aquel momento, ninguna de nosotras queríamos hablar de nada relacionado con el cuartel. Cuando en la cafetería sólo quedaron un par de personas, y el ruido típico de aquel lugar se fue reduciendo, fuimos conscientes de la hora que era. Nos despedimos de Jerry, y nos dirigimos a las habitaciones. Yo fui la primera en despedirme de ellas, delante de mi puerta. Entré y cerré. Me cambié de ropa y me tendí sobre la cama, con la mirada perdida en el techo. Alargué la mano a la mesa que había al lado de la cama y cogí la foto en la que salían todos ellos, sonrientes. Me perdí en la imagen de Lavi, y fue así cómo me dormí, mirando la foto, y con una lágrima cayendo por mi mejilla.
A la mañana siguiente me desperté aun con la foto aferrada con fuerza, y la lágrima seca, que se había quedado a medias en su caída. Fui al baño y me lavé la cara. Noda y Nemu aun dormían en mi cama. Me arreglé y fui a salir, pero se despertaron, y se vinieron conmigo. Ese día se pareció bastante a los siguientes. Fueron cuatro días de ayuda en la enfermería, rellenando papeleo. Lavi iba mejorando, pero muy lentamente. Casi no necesitaba atención, y Bookman se pasaba casi todo el día sentado a su lado. Tras esos cuatro días, yo bajé como de costumbre a la enfermería, pero la jefa no me dejó hacer nada. Intentó echarme de allí, pero yo no quise irme. Me cogí una silla y me senté al lado de Lavi. Bookman ese día no apareció por allí. Pero porque entre la jefa y yo le convencimos para que saliese un poco de aquel lugar, y se despejase. Yo miraba distraída por la ventana, sumida en mis pensamientos, recordando aquel lugar, aquella batalla… Una lágrima cayó y me giré a mirar a Lavi. Le encontré mirándome, sonriendo… Me quedé mirándole con la boca medio abierta. La lágrima seguía cayendo, pero él levantó el brazo y frenó su caída, quitándomela con sus dedos.

-Hola –dijo ante mi silencio.

-¿C-cuánto llevas despierto? –pude preguntar.

-Un ratito… Es que parecías tan metida en tus pensamientos, que no me apetecía distraerte.

Me lancé a él, dándole un abrazo, fuerte, muy fuerte, como si temiese que me lo fuesen a arrebatar de nuevo.

-Eres idiota…

-Perdón –dijo devolviéndome el abrazo.

A partir de ese día, la jefa empezó a estar más tiempo encima de él. Casi no le dejaba moverse, y durante los días que estuvo allí recibió visitas de todos: Allen, Lenalee, Kanda, Raisa, Krory, Miranda, e incluso Komui, que se escapaba del departamento cuando Reever bajaba la guardia, y sin contar con Bookman y conmigo, que pasábamos la mayor parte del día con él. 

domingo, 19 de agosto de 2012

Regreso (Parte 44)


Las voces llegaban a mi cabeza de manera apagada, y muy lejana. Poco a poco las voces se fueron haciendo más claras, y sonaban en un susurro. Empecé a abrir los ojos lentamente, y fue después de un rato de haberlos abierto cuando empecé a ver con claridad. Me hallaba tumbada boca arriba. Giré un poco la cabeza para ver dónde me encontraba. Era la habitación en la que habíamos pasado la noche. Yo estaba recostada en uno de los sofás. Entonces se escuchó el sonido de una puerta al abrirse.

-Parece que ya podemos salir de aquí, ha desaparecido el efecto ese de círculo cerrado que había –dijo Kanda.

-Sí, hemos conseguido salir a la calle, y no hemos tenido ningún problema –la voz de Allen sonó un poco más alta que la de Kanda.

-¿Y qué creéis que debemos hacer? –dijo Lenalee-. ¿Irnos, o quedarnos hasta que despierten?

Me empecé a mover en el sillón, hasta quedarme de lado. Así pude mirar el sofá que había enfrente de mí. Lavi dormía en él, con Krory sentado en el suelo a su lado. Pero la visión quedó tapada por Raisa, que se levantó del sofá en el que estaba sentada, el mismo en el que yo estaba tumbada, ya que se había hecho un hueco entre mis piernas. Raisa se puso delante de mí, y me miró entre asustada y aliviada.

-¡Juvia! ¿Cómo estás?

-Bien, creo… -dije mientras me incorporaba.

Miré a Lavi, y Raisa negó con la cabeza.

-Aun no ha despertado…

Entonces una mano se puso sobre mi cabeza.

-Pero está bien, y todo gracias a Krory. Ahora sólo está descansando.

Levanté la cabeza y vi a Kanda detrás del sofá en el que estaba sentada, con su mano sobre mi cabeza.

-¿Estás bien? ¿Puedes andar? –me preguntó mientras le miraba.

Asentí. Me acerqué al borde del sofá y bajé las piernas. Luego empecé a levantarme lentamente. Cuando hube apoyado todo mi peso en las piernas, me tambaleé ligeramente, pero Raisa me sujetó, mientras me dirigía una sonrisa.

-Bien, entonces lo mejor será volver al cuartel, para que traten a Lavi allí –dijo Kanda mientras rodeaba el sofá y se dirigía hacia en el que descansaba Lavi. Entre él y Krory le levantaron, lo cargaron sobre sus hombros, y se dirigieron lentamente hacia la puerta.

Lenalee se acercó por mi espalda, me puso la mano en el hombro, y siguió a los chicos. Raisa empezó a caminar lentamente, aun sujetándome. La luz anaranjada del atardecer entraba por las ventanas de las habitaciones, e iluminaba levemente el pasillo por el que avanzábamos de manera lenta pero segura. Finalmente salimos de aquel lugar sin problemas, bajamos por el camino que nos llevaba al bosque, lo atravesamos, y finalmente llegamos al pueblo cuando la noche empezaba a echársenos encima. Fue en ese momento, cuando caminábamos por las calles desiertas de aquel pueblo, cuando Noda empezó a sonar como loco. Alguien nos estaba llamando a través de él. Lenalee contesto a la insistente llamada de Noda.

-¡POR FIN! ¿Me oye alguien?

-¿Hermano, eres tú? –preguntó Lenalee mirando a Noda.

-¡¡¿¿LENALEE??!!

Sonreí al escuchar el sollozo de Komui.

-¿Estáis todos bien? –preguntó. Su voz sonaba nerviosa y un poco histérica.

-Sí, bueno, más o menos… -dijo Lenalee mirando a Lavi.

-¿Más o menos…? Bueno, sabiendo cómo es el Conde… Imagino que era inevitable que salierais ilesos…

-¿El Conde? –Kanda había intervenido en la conversación.

-Sí… Me llegó una carta poco después de que el grupo de Allen saliera del cuartel. Era del Conde, decía que había preparado un juego para vosotros… Todo ha sido cosa suya, lo del fantasma del castillo, lo del carro que perseguían Kanda y las chicas… Aun la tengo por aquí, pero sólo de recordar lo que pone…

-Lo mejor será que volvamos al cuartel y lo hablemos todo allí –intervino Allen.

-Bueno, tened cuidado, no sé si el Conde habrá terminado con sus juegos ya, o si lo volverá a intentar. Estaré esperando vuestra vuelta –dijo Komui antes de cortar la comunicación.

Nos miramos los unos a los otros. El Conde… Todo lo que había pasado había sido obra suya. Lo tenía planeado desde el principio. Juntar al mayor número de exorcistas y terminar con todos en el castillo, utilizando a los Noé… Seguimos avanzando por las calles, hasta llegar a la estación. Nos subimos al tren en cuanto llegó, en absoluto silencio. Kanda y Krory tumbaron a Lavi en uno de los bancos, y Raisa me acompañó hasta el banco de en frente. Nos sentamos las dos, y Nemu se subió a mis rodillas, mientras que Noda revoloteaba alrededor de Lavi. Krory, Kanda, Allen y Lenalee se sentaron en los bancos de al lado, enfrentados dos a dos, Allen y Lenalee en uno y Kanda y Krory en el de enfrente. Cuando el tren empezó a moverse, Noda se alejó de Lavi un poco triste, y se tumbó entre las patas de Nemu, en mis piernas. Poco después me quedé dormida.
Fue Raisa la que me tuvo que despertar cuando llegamos a nuestra parada. En poco tiempo llegamos al cuartel, y Komui, en cuanto nos vio, vino corriendo a recibirnos. Ayudó a Kanda y a Krory a cargar con Lavi, hasta que Garuna llegó tirando de una camilla. Entre los tres le subieron y ella se lo llevó al interior del cuartel. Komui nos acompañó a la enfermería mientras hablaba con Allen y Kanda. Parecía que estaban discutiendo, pero simplemente estaban hablando de lo que nos había ocurrido en el castillo. Todos estaban muy cabreados, y en la conversación pude escuchar que nombraban al Conde y a los Noé. Pero no iba prestando atención. Iba sumida en mis pensamientos, mientras Raisa tiraba de mí. Llegamos a la enfermería. Una maraña de enfermeras se apelotonaba en torno a una cama.

-¡Basta! Fuera todas de aquí –la voz de la jefa había sonado desde el centro de aquel tumulto-. Volved a vuestro trabajo. Garuna, tú quédate aquí.

Entonces las enfermeras empezaron a apartarse, dejando a la jefa a la vista, y a Garuna que se encargaba del paciente que tenían tendido en la cama. La jefa me dirigió una mirada antes de empezar su trabajo. Algunas enfermeras empezaron a acercarse a nosotros y a conducirnos hacia las camas para tratar las heridas. Terminaron pronto con las mías, y en poco tiempo estuve tumbada en la cama, descansando y mirando a la jefa y Garuna, que se encargaban de Lavi. Pudieron pasar casi dos horas hasta que terminaron con él. Entonces Garuna se acercó a mí.

-¿Se puede saber qué os ha pasado?

-Es largo de explicar –dije cansada, y con la cabeza agachada.

-Bueno, está bien, no quieres hablar de ello… Me lo puedo imaginar, ya le preguntaré a la jefa. Pero, ¿y a él? ¿Qué le ha pasado? Ha perdido muchísima sangre…

Miré a Krory, que descansaba en la cama de al lado. Él se dio cuenta y se llevó una mano a la cabeza mientras sonreía, enseñando los colmillos.

-Un momento… No puede ser, aunque eso explicaría las marcas del cuello… -Garuna se rió, parecía que era la primera vez que se reía en mucho tiempo-. Madre mía, si lo que no os pase a vosotros…

Yo sonreí, pero triste. Garuna se agachó, para poder mirarme a los ojos, que se mantenían ocultos entre mi pelo.

-No te preocupes tanto. En pocos días podrás volver a corretear con él por los jardines del cuartel –dijo mientras me sacaba la lengua.

Sonreí, un poco más animada, y un pelín colorada. Entonces Garuna se levantó y me abrazó. Las lágrimas que se habían estado acumulando durante todo aquel tiempo, empezaron a surgir debido a la calidez del abrazo. Fue un abrazo lleno de complicidad, que me hizo sentir mucho mejor.

sábado, 18 de agosto de 2012

Ataque (Parte 43)


No me dio tiempo a reaccionar, se había lanzado con mucha rapidez, y me apuntaba con su pistola, pero un segundo después pude ver cómo salía volando, se estampaba con su hermano y se chocaban los dos contra la pared. Lavi había usado su martillo como bate y había dado a Devit para evitar que me atacase. Pero por el camino, Devit se había chocado con Jasdero, por lo que Lavi, de un solo golpe, terminó con mi oponente y el de Raisa. Pero Kanda había tenido la misma idea que Lavi, y se había acercado a Raisa con la katana desenvainada. Iba a descargarla sobre Jasdero, cuando su hermano llegó volando y se llevó al rubio por delante. Lavi miró a Kanda, que seguía con la katana en alto, pero Kanda miró a Lavi molesto.

-Ese era mío, baka usagi.

-Perdona Yu, no quería hacer eso –dijo riendo y llevándose una mano a la parte posterior de la cabeza.

-Tsk.

-No os creáis que os vais a librar tan fácilmente de nosotros –dijeron los hermanos mientras se levantaban uno apoyado en el otro.

Krory, con su Inocencia activada, se lanzó sobre ellos, y pudo alcanzar a Jasdero. Le mordió el cuello y empezó a chupar. Pero Devit le disparó y Krory tuvo que soltar a su presa y retroceder. Mientras tanto, Allen peleaba con Tyki, y Lenalee era su apoyo. Road seguía observando todo desde un extremo de la sala. Pero entonces paso algo que no habría imaginado nunca. Jasdevi se unió para formar una sola persona. Su nueva apariencia era la de una persona alta, con la tez gris y las marcas de los Noé en la frente, pelo rubio largo, con la raíz oscura. Con su nueva forma, Jasdevi se lanzó contra Krory. Road suspiró desde su esquina.

-Tyki, me aburro –dijo chillando, para que su voz le alcanzase al aludido.

-Bueno, pues empieza ya si quieres –dijo él, entre los golpes de Allen.

Road se rió, y clavó su miraba en Lavi.

-Vamos a jugar, Bookman.

Lavi preparó su martillo, y lo interpuso entre él y Road.

-Sabes que eso no te va a servir de nada –dijo ella.

Entonces Allen se dio cuenta de las intenciones de Road, y se lanzó a por ella. Lenalee se encargó de Tyki durante esos segundos en los que Allen se distrajo, y Raisa fue a ayudarla.

-¡No, Road! No lo hagas.

-Lo siento Allen, pero yo también tengo derecho a divertirme un poco.

Yo observé todo en silencio, sin enterarme de qué pasaba. Entonces Lavi cayó al suelo de rodillas y Allen se paró de golpe con cara de horror. Me asusté sólo con mirar la cara de Allen, por lo que me aproximé a Lavi, y me puse a su lado. Tenía los ojos en blanco, abiertos, pero sin ver. Miré a Road con odio, y Allen corrió hacia mí.

-Esto lo hizo la última vez que nos encontramos con ella, aunque me gustaría pensar que esta vez es diferente…

-Es diferente Allen, esta vez no van a ser los fantasmas del pasado los que le atormenten, si no los del presente, todos vosotros vais a acabar con él, y no vais a poder hacer nada por evitarlo.

-¡Road…! –Allen se lanzó a por ella.

Yo me quedé al lado de Lavi, pero siguió sin moverse. Entonces Kanda se aproximó a mí, y me levantó cogiéndome del brazo. Me alejó de él.

-¿Kanda…?

-Esto no me gusta, Juvia. Será mejor que guardemos las distancias.

-¿No lo dirás en serio…?

Pero la mirada de Kanda era seria, y no admitía réplica. Pasaron unos minutos, en los que yo estuve alejada de Lavi, pero sin perderle de vista. Entonces una marca gris apareció por debajo de su ojo izquierdo, y lo abrió lentamente. Se levantó, y empezó a mirar por toda la sala. Krory seguía peleando con Jasdevi, mientras Lenalee y Raisa se las apañaban con Tyki, y Allen con Road. Kanda y yo nos quedamos mirando a Lavi, y finalmente Kanda optó por levantarse y dirigirse a Lavi. Él se dio cuenta, y empezó a acercarse también a Kanda. Se quedaron uno en frente del otro, mirándose a los ojos, hasta que Kanda agachó la cabeza en un suspiro y Lavi le dio un puñetazo, con tal fuerza que salió disparado hacia donde yo me encontraba.

-¡Kanda! ¿Estás bien?

Kanda se limpió la sangre de los labios, y me habló sin quitarle la mirada de encima a Lavi.

-Ese no es Lavi…

-¿Qué…?

-Lo que oyes, no es Lavi. Perdóname Juvia…

Kanda se levantó y se dirigió a Lavi con la katana desenvainada. Se quedó delante suya dudando unos segundos. Pero Lavi levantó los brazos para seguir atacándole. Kanda esquivó ese segundo golpe, y le dio con la katana en el estómago. Solté un grito de horror, pero luego me tranquilicé al darme cuenta de que le había dado con el dorso de la espada.

-¡KANDA! –grite entre lágrimas.

Kanda siguió esquivando los golpes de Lavi, y de vez en cuando le daba con el dorso de la katana, pero Lavi no sentía el dolor, a pesar de que la sangre empezaba a asomar por las heridas, y volvía a atacar. Entonces Road se deshizo de Allen, y vino hacia mí.

-Parece que estás sufriendo, pero no es ni una pequeña parte de lo que él está sufriendo.

-¿Qué le has hecho maldita…? –fui a levantar la mano, pero Road me paró.

-No creo que quieras hacer eso. Ahora su vida –dijo señalando a Lavi-, depende completamente de mí.

Me quedé en silencio.

-¿Quieres saber lo que le está pasando? –me preguntó, pero ante mi silencio, siguió hablando-. Verás, el alma de Lavi ha estado peleando contra sus miedos más profundos, aquellos que no le cuenta a nadie. Se ha enfrentado a todos vosotros, sus supuestos amigos, y ha perdido. Ha sufrido la traición por parte de todos vosotros, y ha sentido su fracaso como Bookman. Eso le ha atormentado, y ahora es lo que ves, un juguete que puedo utilizar a mi antojo. Ahora sólo es un recipiente, ha perdido su alma.

-No, eso no…

-¡Lavi ha muerto! El Lavi que todos vosotros conocíais ya no existe –dijo riéndose-. Ha caído en la oscuridad  nadie podrá sacarlo, su alma ha muerto.

-No…

Salí corriendo de allí, en dirección a Lavi y Kanda, que seguían peleando. Lavi había acorralado a Kanda en una esquina, y le daba puñetazos, de los que Kanda se defendía como podía sin más ayuda que los brazos. Llegué hasta allí, y paré a Lavi. Le abracé pasándole los brazos por encima de los suyos y entrelazándolos por delante de su cuerpo.

-Basta Lavi… ¡Basta! ¡Te sacaré de la oscuridad aunque sea lo último que haga!

Recibí un par de golpes en el estómago, ya que aun podía mover los codos, pero le abracé con más fuerza. Entonces pareció desfallecer, y tuve que sujetarle para que no cayese al suelo. Kanda se dio cuenta y me ayudó a recostarle en el suelo. Entre los dos le tumbamos, y Kanda le puso la cabeza sobre mis rodillas.

-Quédate aquí, voy a por la enana esa.

Eché un vistazo rápido al campo de batalla. Las cosas seguían como hace un momento, menos Allen que había vuelto al lado de Lenalee a pelear contra Tyki, y Raisa fue a ayudar a Kanda. Yo agaché la cabeza y miré  a Lavi que iba recuperando poco a poco la respiración. La marca de debajo del ojo desapareció, y finalmente abrió los ojos.

-¡Lavi! –me lancé a su cuello.

-J-juvia…

Empecé a llorar aun agarrada a él.

-Juvia, ¿qué ha pasado? –dijo mientras se incorporaba.

Me separé de él, y me le quedé mirando de frente. Él me secó las lágrimas.

-Mejor te lo cuento luego.

Por detrás de Lavi pude ver cómo Krory había terminado con Jasdevi y Allen le daba un golpe a Tyki, lanzándolo sobre Road. Jasdevi se fue arrastrando como pudo al lado de Road, y entonces se quedaron los tres mirándonos.

-Esos malditos exorcistas… Esa estúpida cría –dijo Road mirándome a mí-. ¡Te vas a enterar!

Road creó varias estacas de cera a su alrededor, y Allen y Lenalee parecieron asustarse.

-¡Juvia, cuidado! –gritó Lenalee.

Las estacas empezaron a dar vueltas sobre sí mismas para coger fuerza, y fui entonces consciente de lo que intentaba hacer Road con ellas. Pude ver como las lanzaba, todas hacia mí…
Abrí los ojos, y vi a Lavi delante de mí, de rodillas y con los brazos extendidos, con un hilo de sangre que le corría por la boca.

-¿E-estás bien?

No pude responder. Unos pentáculos empezaron a aparecer por la cara y los brazos de Lavi.

-¿L-lavi?

Levanté un brazo hacia él, y pude ver que unos pentáculos aparecían también por mi brazo.

-M-mierda, he fallado –dijo Lavi antes de desplomarse sobre mis brazos.

-¿Lavi? ¡LAVI!

Me quedé con Lavi sobre mis brazos, intentando despertarle, que se moviera, que me mirase, que me sonriese y me dijese que estaba bien, pero…
Allen y Kanda se lanzaron contra los Noé, pero ellos abrieron un agujero negro y escaparon por él. Krory apareció como una sombra a mi lado, y Raisa se acercó por detrás de mí, sentándose a mi lado.

-Déjame Juvia, tengo que sacarte esa sangre infectada.

-Pero Lavi…

-La tuya está menos extendida, tardaré menos contigo. Luego lo haré con Lavi.

Krory me mordió el brazo, y noté como la sangre abandonaba mi cuerpo rápidamente. Me sentí mucho más débil, pero no pude permitirme el lujo de perder el conocimiento, no es esa situación. Los pentáculos de mi brazo fueron desapareciendo poco a poco, hasta que finalmente no quedó ninguno. Entonces Krory cogió a Lavi con cuidado y le dio la vuelta, colocando su cabeza sobre mis rodillas. Se inclinó hacia él, y le mordió en el cuello. Pude escuchar como Krory iba bebiendo la sangre de Lavi, y los pentáculos iban desapareciendo de su cuerpo, empezando por los de los brazos. Pasaron varios minutos hasta que todos los pentáculos fueron eliminados, y en su cara no quedó rastro de aquellas horribles marcas, que podían llegar a significar la muerte en la mayoría de los casos.

-Yo ya he hecho todo lo que he podido –dijo Krory mientras se limpiaba los restos de sangre de los labios.

Lo último que hice fue sonreír y mirar a Lavi antes de desmayarme en los brazos de Raisa.

jueves, 16 de agosto de 2012

Noé (Parte 42)


-¡Lavi! –Raisa se quedó mirando como Lavi había aplastado a Kanda y a Allen, y luego se giró a mí.

A mí me empezaron a fallar las piernas, y me tuve que sentar en el suelo, sobre mis rodillas. Kanda se incorporó y quitó, sin el mayor esfuerzo, a Lavi de encima suya.

-Parece que lo que pasa a lo largo de la casa también pasa a lo ancho, de arriba abajo… Porque a él se lo había tragado el suelo, ¿no, Juvia? –dijo Kanda señalando a Lavi que seguía tirado en el suelo.

Asentí, aun mirando a Lavi. Entonces un resplandor verde se iluminó por debajo de Kanda, que salió volando hacia el otro extremo de la habitación. Allen había activado su Inocencia para quitarse a Kanda de encima.

-¿Qué te crees que haces, fregona con patas? –dijo Kanda saliendo de entre unos trozos de madera sobre los que había caído.

-Pesas, maldito gordo –repuso Allen molesto.

-¿A quién llamas gordo, maldito crio? –dijo Kanda sacando la katana y dirigiéndose hacia Allen.

-Al que me llama fregona con patas -dijo Allen parando la katana con su brazo izquierdo.

Entonces Lavi, aun en el suelo, empezó a moverse.

-¿Qué ha pasado? –dijo llevándose la mano a la cabeza.

Kanda se acercó a Lavi y le dio un capón.

-¡Ay! ¿Qué…? ¡Yu!

-Tsk. No me llames así, estúpido conejo. Eres idiota, no sabes el susto que la has dado –dijo Kanda señalándome a mí.

Me puse roja al segundo, al notar la mirada de Lavi sobre mí.

-Juvia… -Lavi se levantó y se acercó a mí.

Las piernas le fallaban y llegó tambaleándose a mi lado. Cuando llegó, se dejó caer y me abrazó con fuerza.

-Lo siento…

-Eres idiota… ¿Por qué me soltaste la mano en ese momento?

-No quería que tú también cayeras.

Suspiré, intentando retener las lágrimas. Lavi sonrió. Entonces se dio la vuelta y se quedó mirando a Kanda.

-¿Y qué hacéis vosotros aquí?

-Bueno, Komui nos encargó ocuparnos de un carro que se movía solo, y que atacaba a cualquier carromato que se encontrase en su camino –explicó Kanda-. Y bueno, el carro nos trajo hasta aquí, y entonces desapareció. Se nos ocurrió buscar por los alrededores, pero la noche se nos echó encima y decidimos pasar aquí la noche. No imaginábamos que aquí hubiese un fantasma.

-Supuestamente, pero no hemos visto nada aún. Lo más raro que nos ha pasado ha sido esto, y lo de andar dando círculos –dijo Lavi.

-Bueno, lo del ciclo ese puede ser cosa de la Inocencia… -dijo Kanda pensativo.

-Por cierto, Krory y Nemu aun no han aparecido –dijo Allen.

-Vaya, ya iba siendo hora de que se acordasen de ellos, ¿no crees?

-Tienes razón, hermano, ya creía que se habían olvidado de sus compañeros.

¿Hermano? Un momento, ellos no… Otra vez no…

-Jasdevi –dijo Allen.

-¿Jasdevi? –pregunté.

Allen asintió.

-Es así cómo se hacen llamar. Ellos se llaman Jasdero y Devit, y juntos son Jasdevi.

O sea, que sí son los gemelos, pues qué bien.

-Vamos, no juguéis así con vuestros jóvenes invitados. Devolvédselos, y así tendremos entretenimiento para más rato.

Esta última voz era elegante, de hombre, y me sonaba de haberla escuchado en algún otro lugar… Por último se escuchó una risita juguetona, de niña probablemente, que recorrió todo el techo. Pude ver por el rabillo del ojo cómo Allen temblaba de arriba abajo. Lavi sonrió.

-Allen –dijo la última voz, dulce y juguetona-, volvemos a encontrarnos.

Entonces, en el techo volvió a surgir un agujero negro, por el que cayó Krory, y justo encima suyo Nemu. Ambos parecían estar bien, se levantaron y se pusieron a nuestro lado. El agujero del techo se cerró, pero se abrió uno en una de las paredes. Por ella apareció una sombra, pequeña, que veía corriendo hacia nosotros y se lanzó sobre Allen de un salto. Era una niña pequeña, con el pelo corto morado y abrazaba a Allen con fuerza.

-Allen –dijo con voz cantarina-, te echaba de menos, tienes que venir más a verme.

Allen se la quitó de encima y se levantó, apartándose de ella. Lavi se acercó a mí, y me tomó del brazo, obligándome a alejarme de ella. Le miré interrogadora.

-Es una Noé.

¿Noé? La miré. Pero no tenía las marcas en la frente y su color de piel era normal. Lavi pareció leer mis pensamientos, porque se volvió a dirigir a mí.

-Pueden adoptar apariencia humana para pasar inadvertidos.

La chica se giró hacia Lavi.

-¡Vaya! Si es Bookman Junior –dijo con cierta sorpresa-. Tenemos que volver a jugar, la última vez me ganaste, pero esta vez he cambiado un poco las normas. Verás qué divertido.

Lavi se alejó más de ella, tirando de mí también. Entonces, por el agujero por el que había aparecido la joven, aparecieron los gemelos, apuntándose entre ellos con sus armas, y mirándonos.

-Mira hermano –dijo Jasdero-, son las exorcistas de la otra vez, y también está el alumno de ese maldito general.

-Vais a pagarnos todos los que nos debéis, y esta vez va en varios sentidos, no solo en el financiero.

-Vamos, vamos, no os enfadéis, el juego aun no ha empezado.

Un última sombra estaba apareciendo por el agujero, y se cerró tras de él. Era alto, con sombrero de copa y traje, que le hacía parecer aun más alto. Entonces le reconocí. Era el Noé que destrozó la Inocencia delante de nuestros ojos.

-Road, tranquila, vamos ven aquí, dentro de poco podrás poner en práctica tu juego, y te dejaré que elijas al que quieras para ello.

-Gracias Tyki, creo que ya lo tengo elegido –dijo la pequeña, dirigiéndonos una mirada a todos nosotros.

-¿Podemos empezar ya? –dijo Devit, impaciente.

-Son todos tuyos, pero déjame a mí al joven Walker.

Allen activó su Inocencia. Su arma había mejorado gracias al entrenamiento que había recibido por parte de Bak, en el cuartel de Asia. Su nueva Inocencia, o mejor dicho, su Inocencia mejorada era ahora Crown Clown. Su brazo izquierdo era ahora negro y llevaba a la espalda, entre todo el pelo blanco que le había salido del abrigo, una máscara de plata. Entonces, su brazo izquierdo se transformó en una espada ancha y blanca, muy parecida a la que el Conde estuvo a punto de usar conmigo la noche que tuve el placer de conocerle. Tyki se lanzó contra él y empezaron a pelear. Pero no pude seguir observando la batalla. Jasdevi habían empezado a disparar con sus pistolas en todas direcciones, obligándonos a tomar parte en la batalla. Road, por el contrario, se quedó en una esquina observando. Devit se separó de su hermano y se acercó a mí, mientras que  Jasdero se fue a por Raisa.

-Me las vas a devolver todas juntas, maldita exorcista.